Fin de mi viaje de carretera ⎟ Días 7-9

Pues sí, desgraciadamente mi aventura por tierras americanas está a punto de terminar. Y confieso que disfruté muchísimo compartiéndola con vosotros durante estas semanas. Más que nada, porque está siendo una especie de terapia que me permite sobrellevar más o menos decentemente este invierno berlinés tan cansino. La verdad es que recordar este viaje, en el que día sí y día también disfrutábamos del buen tiempo y de paisajes de ensueño: ¡levanta el ánimo a cualquiera!



Pero, a lo que vamos. Como os contaba, iniciamos nuestro séptimo día de ruta en Toquerville, Utah. Después de desayunar requetebién, metimos el equipaje en el coche y tras un par de horas de viaje llegamos a nuestro primer objetivo del día: el Valle del Fuego (Valley of Fire State Park). Disfruté mucho conduciendo a través de este parque estatal que resulta que es el más grande y antiguo del estado de Nevada. Y todo ello, a pesar de las altas temperaturas que llegamos a alcanzar. Las formaciones rocosas de color rojo me parecieron lo más de lo más y en el centro de visitantes aprendí que son antiguas dunas de arena que se fosificaron en la época de los dinosaurios.





Ya bien contentos, nos fuimos directos a Las Vegas. Este era nuestro destino final del día y allí teníamos reservado un hotel para dos noches en pleno The Strip. Nada más llegar: ¡supe que fue un error fatal! La verdad es que de haberlo sabido antes, tan solo le hubiera dedicado una visita rápida a esta ciudad: ¡ilusa de mí, mira que me lo tenían más que dicho! Pero que le voy a hacer: ¡soy una cabezona y me picaba la curiosidad! Si es que Las Vegas tiene la fama que bien se merece, y es un auténtico alboroto desde que llegas hasta que te vas. Un estruendo tremendo permanente, lleno de luces fluorescentes en movimiento que me acabaron volviendo majara.


Ya a la mañana siguiente, decidimos trazar un plan para sobrevevir ese día y esa noche sin morir en el intento. Nos entretuvimos de compras, y nos llamó especialmente la atención el centro comercial The Forum Shops at the Caesars Palace. Además al ir temprano, no había ni un alma y pudimos relajarnos algo: ¡para mí que la mayoría de la ciudad estaba durmiendo la mona! Después decidimos comprar entradas para el espéctaculo Mystere de Cirque du Soleil. ¿Y qué os puedo decir? No nos pudo gustar más y encima nos ayudó bastante a despedirnos de la ciudad sin un tremendo mal sabor de boca.




Al día siguiente, es decir el noveno: ¡nos marchamos de allí pitando! Por el camino, paramos a comprar un café y de pura casualidad nos encontramos con un centro comercial enorme. Decidimos entrar, y resultó ser un outlet inmenso en el que encontramos auténticas gangas de famosas marcas americanas. Creo recordar que se llama Fashion Outlets of Las Vegas, y lo que más me sorprendió es que estaba plantado en medio de la nada. Un lugar tremebundo a pie de autopista y al lado de un hotel de carretera rarísimo con una montaña rusa abandonada. Esto si que era como de película: ¡pero de las de miedo! De nuevo en el coche, nos pasamos la tarde conduciendo a través del desierto Mojave. Después de más de cuatro horas y con un hambre terrible, llegamos a lo que debe de ser la definición del paraíso: ¡Palm Springs!




Al fin, de nuevo en California. Como ya os conté hace algún tiempo, disfrutamos durante tres días bien comodones en este hotel al más puro estilo Pepa. Entre otras cosas que pronto os contaré, nos fuimos de excursión por el famosísimo parque natural Joshua Tree. Seguro que a más de uno os suena porque tanto su paisaje desértico como su árbol de Josué, son a menudo protagonistas en infinidad de anuncios publicitarios, películas, series e incluso en uno de los álbunes más famosos de la banda U2. Y fue allí mismo, donde ví por primera vez una enorme tarántula negra en libertad. Al salir del coche en uno de los puntos habilitados para visitantes, una mujer muy maja me avisó de que tuviera cuidado. No la entendía muy bien, pero enseguida me dí cuenta de que este bicho tan feo se acercaba a mí mientras se paseaba por debajo de los coches aparcados. Me metí en el coche de un saltó, le tiré una foto a lo lejos con la ventanilla bajada y no volví a salir más.






En definitiva, un desierto con muchísimo encanto que derrocha vida y aventura. Tan solo está a unas horas de LA y es una buenísima opción para pasar el día en la naturaleza mientras se hace senderismo o incluso se puede ir a escalar. O como nosotros, simplemente disfrutarlo en el coche a través de sus carreteras llenas de curvas.  Lo reconozco, nos quedamos perdidamente enamorados de esa luz rosada del atardecer californiano y que concretamente allí fue de lo más espectacular. Y por supuesto, desde ya mismo: ¡nos declaramos fans incondicionales de la vida del desierto!

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Comentarios

  1. Wow, qué afortunada, Pepa.
    Es el viaje de mis sueños.
    Besos.

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  2. A mi las Vegas no me llama nada la atención pero el resto del viaje es muy interesante! Un besin.
    http://solaanteelespejo.blogspot.com.es/

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    1. A mí tampoco, la verdad es que espanta. Lo único que no repetiría de mi aventura por tierras americanas :)

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  3. Qué pedazo viaje te has marcado amiga!!! Envidia total!!!

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  4. No he estado en Las Vegas, pero debe ser impresionante a su manera... me quedo con los parques naturales... y esa peazo arañaaaaaa! ><

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    1. No lo podías decir mejor: muy a su manera! También prefiero los parques pero no tanto el bicho 😌😣

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  5. Al siguiente me apunto Pepa!! ;)

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  6. que miedito con lo de la tarantula!! unas fotos preciosas
    un beso

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  7. Me ha encantado el viaje!!besos

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